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Gäubote: Dienstag, 25. November 200 VON PAMELA HAHN Hildrizhausen: Mexikanischer Künstler Raúl geht auf innere und äußere Spurensuche „Zeichen und Spuren“ heißt die Ausstellung von Werken des mexikanischen Künstlers Raùl in der Galerie Heyd in Hildrizhausen. Aus ganz unterschiedlichen Perspektiven beleuchtet der in Stuttgart lebende Künstler die Thematik der Hinterlassenschaften. Irmgard Heyd empfahl, die Spuren und Zeichen als „Chiffren“ wahrzunehmen, die es zu entziffern gilt. Ganz wörtlich findet das Thema Widerhall auf großformatigen Leinwänden, in die reliefartig lebensgroße Fußabdrücke, scheinbar von einer ausgewachsenen Männerfußsohle stammend, in eine sandig anmutende Farbschicht auf der Leinwand eingedrückt wurden. Diese erfühlbare, raue Sandschicht umschließt die Umrisse eines weiblichen Torsos. Das Bild scheint so eine eigentliche unsichtbare, weil ausschließlich emotionale Ebene der „Spuren“, die ein Mensch hinterlassen kann, zu visualisieren. Wie stark die An- oder Abwesenheit eines bestimmten Menschen Spuren im Leben eines anderen hinterlassen kann, zeigt das Exponat ganz konkret, indem es aus den abstrakten, innerlichen „Spuren“ deutlich sichtbare macht. Weniger auf die emotionale oder psychische Ebene heben andere Werke ab, die der Ausstellung eine deutlich politische Note geben. Nicht nur Spuren, die mit dem bloßen Auge erkannt werden können, sind in der heutigen Gesellschaft und für die darin lebenden Menschen von Bedeutung, sondern vor allem diejenigen, die nur mit der Hilfe modernster Technik einsichtbar sind. Seit Jahren ist das Stichwort „biometrische Merkmale“ ein dauerpräsentes Thema in den Medien und Auslöser einer gesellschaftlichen und politischen Diskussion, die das Recht des Menschen auf seine intimsten Merkmale und deren Sichtbarmachung und Registrierung betreffen. Mit dem Röntgenbild eines menschlichen Schädels, der mit einem supermarktähnlichen Strichcode versehen ist, greift Raùl diese Thematik auf. Der Strichcode fungiert als Sammelort für Informationen, die intimste Lebensbereiche betreffen können – und gleichzeitig für die Möglichkeit, diese unmittelbar abzurufen und für unterschiedlichste Zwecke benutzen zu können. „American Dream“ heißt das albtraumhaft anmutende, 2006 entstandene Röntgenbild im Hinblick auf den 11. September 2001, der die ungeheure Sucht nach Überwachung und Registrierung auslöste. Eher leicht und humorvoll spielt das ebenfalls 2006 entstandene „ABC“ mit den Zeichen und Spuren, die im zeitgenössischen Alltag zur Kommunikation genutzt werden. In archaisch anmutender Art und Weise gruppierte der Künstler, der in Mexico-City, Paris und Barcelona lebte, verschiedenste Zeichen und Piktogramme. In äußerst reduzierter Form funktioniert so zwischenmenschliche Kommunikation. Das Prinzip des Männlich-Weiblichen als Yin-und-Yang-Zeichen, die freie Zufahrt eines Gebäudes auch für Menschen im Rollstuhl, sämtliche Traditionen des Christentums, die in einem simplen Kreuz visualisiert werden können oder so banale Dinge wie die Tatsache, dass ein bestimmtes Kleidungsstück nicht zu heiß gebügelt werden darf: Die Wucht der Einzelzeichen, die für jede erdenkliche Situation zu existieren scheinen, wirken zusammen wie eine Ansammlung jahrtausendealter Hieroglyphen. Dass Reduktion und Simplifizierung zum Zeichen beinahe untrennbar dazugehören, wird auch in einem kleinen, witzigen Ausschnittbild deutlich. Zu sehen sind auf den ersten Blick nur einige Flächen aus hautfarbenem Hintergrund und einige schwarz gestrichelte Segmente. Ein Männerschnurrbart? Eine abstrakte Arbeit? Nein: Der Titel verdeutlicht, dass es sich um den kleinen Ausschnitt zwischen Haaransatz und der zum unverkennbaren Merkmal gewordenen „Monobraue“, des beinahe durchgehenden, kräftig gewachsenen Augenbrauenkonstrukts der Malerin Frida Kahlo handelt. por: EL INFORMADOR/Redacción “Metamorfosis” de Raúl Luego de seis años de haber expuesto por primera vez en Guadalajara (en el Centro Cultural Casa Vallarta) Raúl regresa a la ciudad para mostrar lo más reciente en su trabajo plástico. Metamorfosis, exposición que se inaugura este jueves, en el Museo del Periodismo y las Artes Gráficas es una pequeña muestra del trabajo que ha realizado desde hace un par de años y que consiste en la resignificación de uno de los objetos más comunes en la cultura: los libros. Se trata de una serie de obras en pequeño formato a través de las cuales presenta su propia mirada de estos elementos, invitando a los espectadores a interpretar sus propios lenguajes. Y es que a Raúl (así, sin apellidos) le interesa ante todo que la plástica deje de ser una disciplina desvinculada de la sociedad por los lineamientos que en muchos casos establece sin permitir que la gente pueda tener un encuentro más cercano. “Lo que importa es la reinterpretación que la gente pueda hacer de la obra”, sostiene el artista plástico radicado en Stuttgart, en el sur de Alemania. Así, los pequeños libros quedan a la vista de los espectadores en un encuentro que se antoja libre. Raúl detalla que el trabajo tuvo sus orígenes en Barcelona, cuando habitó aquella ciudad en la que le invitaron a exponer en una biblioteca. Metamorfosis hoy a las 19:00 horas en el Museo del Periodismo y las Artes Gráficas (Alcalde 225) y permanecerá en exhibición hasta el próximo 21 de enero de 2008. Por
Adrián Morales Rodríguez Nos
hacemos figuras de los hechos (
) La figura de
los hechos es el pensamiento. Para
introducir esta exhibición entre Signos y
Huellas del artista mexicano Raúl
podría proponer un método
subjetivista pero eficaz, el tratamiento de la
forma como noción de una vida física,
emotiva o inconsciente. Un trazo, un
diálogo, donde mirada y lenguaje son dos
espacios de una misma razón. Los signos y
las huellas que rastran, pliegan, dejan, imprimen,
impregnan sobre, en, desde y para
nosotros. En esta
línea, se puede definir tanto la obra como
al artista mismo sujeto libre, dotado de
razón, pero cuya razón vacila en el
interior de sí misma. Es importante
señalar que no es el sujeto autómata
de los psicólogos, ni de los surrealistas,
ni el individuo cerebral de los filósofos o
los fisiólogos, tanto menos del
cartesianismo racionalista de los modernos; ni el
animal étnico de los teóricos de la
raza, la herencia y la inmortalidad. Es, como
bién pudo rescatar Lacan, un ser hablante,
capaz de analizar la significación de los
sueños, la percepción y su propio
discurso en la búsqueda de un (sin)sentido
para su vida. Este sujeto (también de obra)
está tan limitado por una creatividad,
entiéndase determinación
fisiológica, química o
biológica; como por un inconsciente
concebido en términos de singularidad que le
hechiza, se reproduce y se desdobla. Dicha serie
es concebida de inicio como un gran mosaico
(retablos pequeños donde la fuerza resulta
también de la insistencia, la
reproducción y la reiteración
consecutiva, cierta ironía del exceso)
poseedora de un misterio intemporal, algo cercano a
dos temas cuya obsesión nos ocupa
civilizatoriamente hablando desde hace tiempo:
Primero, por un lado la huella, la ruta, el
nomadismo, el trayecto, el desplazamiento; y su
razón criptográfica; la
hermenéutica, la sígnica y el
simbolismo protocultural en la
representación de ese paso, porque lo
primero fue el verbo, dígase la
acción, el movimiento, el pié que
avanza (igualmente palabra, resonancia divina,
procesos simpáticos, luego entendible como
armonía de las esferas) sólo
después el ser, consecuencia-enfermedad de
ello, según argumenta el epistemólogo
Gaston Bachelard. Segundo, toda esta magnitud; pero
no sólo enfocada desde el tiempo (convenio,
abstracción) sinó desde el ser mismo,
transformación existencial
colofón adimensional donde convergen el
antes y el después, en un ahora constante
tras la cuestión: trayectividad,
razón, conciencia y tecnología. Y es
posible que los códigos barrados se vuelvan
alusiones simbólicas no evidentes, visual o
literalmente irrelacionables; vacías de
contenido: el on-off del arte-facto ya no es
más in-output, sinó un ejercicio
trasversal que en la práctica de Joseph
Kosuth sería Art as Idea, as Idea; o una
taxonomía aplicada de lo
simbólico
otras formas de
(trans)modernidad sin distinción entre
pasado y futuro; o lo que es igual; una
dimensión atemporal y trascendente del
lenguaje nunca excepto de la circunstancia que lo
subjetiva. Podría decir que estos signos, no
sólo son de los tiempos, o cuando menos son
algo más que de los tiempos, y sus huellas,
el resultado o la disociación del canon, del
arte, la escritura y el culto jerarquizado de una
meta-realidad para ellos; más ordinariamente
hablando, un escape, un serpeo a la inevitable
propensión mitológica de la memoria,
una vez instalados en "la historia". La historia ha
sido la historia de los signos o los signos de la
historia, pero el recuerdo de cada instante guarda
más de lo que revela, tanto más de lo
que consigue significar
y alberga
infinitamente más de lo que alcanzamos. Es
posible que Raúl intente revelarnos cierta
autonomía de la realidad más
allá de las visiones o las imágenes
que escojamos para (a)prenderla, conocerla,
serla. Hace
algún tiempo esbozaba en el concepto de
Post-Human (ensayo de un próximo proyecto
expositivo conjunto) una línea de
investigación que ronda lo puesto, escena
que acepta el vicio y/o la necesidad
morfológica del pensamiento, que no de las
cosas, del objeto en si; que al mirar incluye,
acepta; construye sus propios bordes, incluso el
clímax, la medida, el colmo, el exceso, y
evoca su saturación estratégica
Raúl se inventa otra tradición donde
la herramienta progresa hacia una ficción
complementaria, (acaso, otra/una mitología
doméstica) remembranza si se quiere de un
recuerdo del futuro, un futuro remoto
o un
pasado porvenir. Tesitura de obra donde con extrema
lucidez confunde el ratón del ordenador,
(tradicional asociación del concepto de
anclaje del pensamiento instrumental), con
grafismos prehispánicos. El estructuralismo
cartesiano de la tecnología re-dibujado sin
sentido, más que el de la línea que
lo prefigura, su razón estética, su
inutilidad o absurdidad manifiesta. Una
reinvención de los significados.
Fantástica fuente donde el creador encuentra
su beta milagrosa
¡Eureka! Por no perder
esa dimensión, ni tratamiento formal,
generador además de piezas que son hermosas.
Algo bién difícil de conseguir en
estos tiempos, (una vez ¿superados?, la propia
idea de lo bello o El Arte contra la
Estética, como versa el homónimo
ensayo del artista catalán Antoni
Tàpies). Es decir una obra que:
Además del poderoso manifiesto conceptual y
filosófico que deviene de la
investigación o preproducción
ideológica en la concreción de las
analogías y los signos en la creación
misma, consigue conclusiones formales, trabajos,
objetos, propuestas que sobre todo son bellas; cuya
admiración y esplendor resultante es
excelsior. Si bien ya no desde el superado sentido
y obligatoriedad premoderna, en búsqueda de
una estética (manierista) que termina siendo
edulcorada; si en la transustanciación
combinatoria e interdisciplinar tácita que
propone la propia naturaleza o en el sentido
científico más actual, desde la
física de partículas o cierta
teoría de vanguardia al hablar de un
Universo Elegante cuando expresa: los sistemas, las
cosas y su verdad subyacente deben ser funcionales,
sencillas, armónicas, abocadas a la menor
energía posible, pero sobre todo deben ser
Elegantes. Expresión de una belleza
conjuntiva y un sistema empático (conocido o
no). Modo de Ser en el Todo. Sus pinturas
son personales en el sentido de autorreveladoras o
programáticas. Son presencias
Superficies que reflejan las ideas y deseos que se
proyectan sobre las mismas. En cierto sentido son
pinturas conceptuales, que incitan tanto a pensar
sobre ellas, como en el modo de ser miradas. A
veces una revolución es sólo una
cuestión de perspectiva alterada, de cambio
de posición. Transformando el acto de pintar
en un orden, un nomos, una ley, una especie
una ciencia de la clasificación. Una unidad
sistemática del ver, nombrar las cosas
objeto, pertenencia, y su relectura, en la
deconstrucción de perspectivas y
apreciación. Vocación
a la que Raúl apela inecuanum. No
sólo poderosamente desde la forma,
sinó también desde el contenido;
vasos comunicantes de una sola, la misma voz.
Barcelona
2006 Zur Einführung in die Ausstellung Zeichen und Spuren des mexikanischen Künstlers Raúl möchte ich eine subjektive, aber effiziente Methode vorschlagen, die Form als Kenntnis des physischen, emotionalen oder unbewussten Lebens zu behandeln, wo ein Pinselstrich, ein Dialog, Sichtweise und Sprache zwei Räume ein und derselben Wahrheit sind. Es sind Zeichen und Spuren, die etwas hinterlassen, die uns formen, prägen, um über uns, in uns, aus uns heraus und für uns die Welt zu durchdringen. Zeichen und Spuren können erst einmal als großes Mosaik verstanden werden (kleine Retabeln, deren Kraft auch aus der Beharrlichkeit, der Reproduktion und der fortlaufenden Wiederholung resultiert, einer gewissen Ironie des Exzesses), das ein zeitloses Mysterium in sich birgt und sich zwei Themen nähert, deren Brisanz unsere Zivilisation seit geraumer Zeit beschäftigt. Erstens sind da die Fährte, der Weg, das Nomadentum, die Wanderung und ihre kryptographische Methode, also die Hermeneutik, das System von Zeichen und protokultureller Symbolik, die diese Richtung kennzeichnen – denn am Anfang war das Verb, sozusagen das Tun, die Bewegung, der Schritt nach vorn (gleichsam, auf anderer Ebene, das Wort, die göttliche Resonanz, kongeniale Prozesse, später verstanden als Harmonie der Sphären). Erst dann kam, dem Erkenntnistheoretiker Gaston Bachelard zufolge, das Sein, als Folge, ja als Krankheit des Verbs. Zweitens ist da das enorme Ausmaß unserer Existenz, aber nicht nur aus zeitlicher Perspektive (Übereinkunft, Abstraktion), sondern auch aus der Sicht des Individuums selbst, als existenzielle Verwandlung – der alles sprengende Höhe-punkt, an dem Vergangenheit und Zukunft im ewigen Jetzt zusammenlaufen und das die Frage nach Lebensweg, Wahrheit, Bewusstsein und Technologie aufwirft. Und vielleicht werden die Bar-codes zu subtilen symbolischen Anspielungen, die weder visuell noch wörtlich assoziierbar und inhaltsleer sind: das on-off des Arte-fakts ist nun nicht länger in-output, sondern eine quer verlaufende Übung, die in der Übertragung von Joseph Kosuth Kunst als Idee als Idee bezeichnet wird; oder eine angewandte Taxonomie des Symbolischen. Raúl zeigt uns andere Formen von (Trans)Moder-nität, die zwischen Vergangenheit und Zukunft nicht unterscheiden, in anderen Worten: eine anachronistische, transzendente Dimension der Sprache, wenn man einmal von den Umständen, die sie subjektivieren, absieht. Man könnte sagen, diese Zeichen entstammen nicht nur verschiedenen Zeiten oder zumindest sind sie viel mehr als das. Und ihre Spuren bedeuten für sie das Ergebnis oder die Loslösung von etablierten Kanons, von Kunst, Literatur und dem hierarchischen Kult einer Meta-Realität. Sie sind, vereinfachter ausgedrückt, eine Flucht, ein sich Hin-schlängeln zum unvermeidlichen mythologischen Hang unserer Erinnerung, sobald sie ein-mal ihren Platz in der „Geschichte“ gefunden haben. Unsere Geschichte bestand immer schon aus der Geschichte der Zeichen oder aus den Zeichen der Geschichte. Aber die Erinnerung an jeden einzelnen Augen-blick hält mehr zurück, als sie preisgibt, viel mehr als die Bedeutungen, die wir ihr zuweisen, und beherbergt unendlich mehr, als wir zu fassen imstande sind. Es ist vorstellbar, dass Raúl versucht, uns eine gewisse Autonomie der Realität zu offenbaren, – weit entfernt von den Visionen und Vor-stellungen, die wir auswählen – um sie zu (be)greifen, sie kennen zu lernen, sie zu sein. Vor einiger Zeit habe ich im Rahmen des Konzepts Post-Human (ein Essay über unser nächstes gemeinsames Ausstellungsprojekt) einen Forschungsansatz skizziert, der das oben Dargelegte unter-sucht: eine Szenerie, die die Verderbtheit des Denkens und/oder dessen morphologische Notwendigkeit akzeptiert, eines Denkens, das nicht die wahre Natur der Dinge einfängt, sondern das Objekt selbst; das beim Betrachten integriert, akzeptiert, seine eigenen Grenzen zieht und sogar das Klimax, das Übermaß, den Gipfel und den Exzess versucht und seine strategische Sättigung heraufbeschwört. Raúl erfindet eine andere Tradition, in der das Instrument sich hin zu einer komplementären Fiktion (einer anderen/alltagstauglichen Mythologie vielleicht) der Erinnerung bewegt: zu einer Erinnerung der Zukunft, einer fernen Zukunft oder einer vergangenen Zukunft. In der Textur seines Werkes wird die Computermaus, in voller Geistesgegenwart, unter präkolumbischen Piktogrammen versteckt, (eine klassische Assoziation des Konzepts der Verankerung des instrumentalisierten Denkens). Der kartesische Strukturalismus der Technologie wird neu gezeichnet, ohne dabei einen Sinn zu ergeben, abgesehen von der Linie, die ihn andeutet, sodass sich darin seine ästhetische Wahrheit, seine Überflüssigkeit oder seine Absurdität manifestiert. Eine Neuerfindung von Bedeutungen. Eine wirksame Quelle, aus der der Künstler seine Inspiration schöpft. Heureka! Um weder diese Dimension seines Werks noch ihre formale Umsetzung aus den Augen zu verlieren. Dar-über hinaus ist er der Schöpfer von Werken, die wunderbar sind. Das ist aber in unserer Zeit nicht ganz einfach zu erreichen, (wenn erst einmal die eigene Vorstellung des Schönen oder die Kunst im Gegensatz zur Ästhetik überwunden ist, wie es der katalanische Künstler Antoni Tàpies in seinem Essay “El Arte contra la Estética“ beschrieben hat). Das heißt: ein Werk, das über das kraftvolle konzeptuelle und philosophische Manifest, das aus der Forschung oder den ideologischen Vorarbeiten in der Konkretisierung der Analogien und der Zeichen während des Schöpfungsprozesses selbst hervorgeht, hinausgeht und zu formalen Schlüssen, Arbeiten, Objekten und Konzepten gelangt, die vor allem anderen schön sind, die in Staunen versetzen und deren Pracht eine Erhabenheit ausstrahlt. Doch sie sind nicht schön im überholten, strengen, vormodernen Sinne, nicht auf der Suche nach einer manieristischen Ästhetik, deren Bestreben einzig darin endet, zu gefallen. Sondern sie sind schön in ihrer stillschweigenden, kombinatorischen und interdisziplinären Verwandlung, wie sie die Natur selbst vorschlägt. Sie sind schön im modernsten wissenschaftlichen Sinne, wie es sich in der Teilchenphysik ausdrückt oder einer gewissen avantgardistischen Theorie vom Eleganten Universum,1 nach der die Systeme, die Dinge und die ihnen zugrunde liegenden Wahrheiten funktional, einfach und harmonisch sein sollen, darauf bedacht, dabei so wenig Energie wie möglich freizusetzen, die aber vor allem eines sein sollen: Elegant. Ein Ausdruck einer gesamtheitlichen Schönheit und eines empathischen Systems (ob nun bekannt oder nicht). Die Art und Weise des Seins im Ganzen. Raúls Bilder sind Offenbarungen seiner selbst oder programmatisch und in diesem Sinne persönlich. Sie besitzen eine Präsenz. und sind Flächen, welche die in sie hineinprojizierten Vorstellungen und Wünsche widerspiegeln. In gewisser Hinsicht sind es konzeptuelle Bilder, die uns nicht nur veranlassen, über sie nachzudenken, sondern auch Einfluss auf unsere Betrachtungsweise nehmen. Manchmal ist eine Revolution nur eine Frage der veränderten Perspektive, des neuen Standpunkts. Sie verwandelt den Akt des Malens in eine Ordnung, ein Nomos, ein Gesetz, eine Spezies, eine Wissenschaft der Klassifikation. In eine systematische Einheit des Sehens, der Nomenklatur, des Objekts, der Zugehörigkeit und ihre neue Auslegung innerhalb der Dekonstruktion von Perspektiven und Beurteilungen. Eine Vokation, der Raúl sine qua non folgt. Mächtig nicht nur in der Form, sondern auch im Inhalt; es sind kommunizierende Gefäße mit nur einer, derselben Stimme. Adrián Morales Rodriguez. 1 Brian Greene. El Universo Elegante (Das Elegante Universum) Edición Crítica. Planeta, 2005.
By Erin
Cassin © 2006 For artist
Raúl López García, it is the
language of his subconscious that manifests itself
in his paintings. "Some years
ago, I realized that I wasn't inventing anything,
but that I was simply transporting my own
experiences to a canvas," says Raúl, who
uses just his first name in connection with his
artistic endeavors. "I was transcribing it in a
language that I know, in a language that I like,"
he notes, referring to the language of art.
This artistic
language is something that has long been a part of
Raúl's means of expression, long before he
realized what painting means to him as a form of
communication. He started his artistic education at
the age of 16, choosing to study at Academia Bernal
in his birthplace of Mexico City. Here, he focused
on commercial design and illustration. "What I
learned in those days was something very
artisanal," says Raúl. "I have seen the new
generations that make a living at designing
many times, they don't have a single pencil on
their desk. My education was totally different -
everything was fortunately still classical
training." It was during
these first years of schooling that Raúl
first realized that commercial art restricts an
artist's ability to freely communicate. "I was
facing many limitations on what was freedom of
expression," he comments, explaining that the world
of publicity is one in which everything is
manipulated. "Imagine that you're about to compose
a design (and) you're thinking about how you're
going to affect people's subconscious to motivate
them to buy a product that you yourself find a
little dubious. That creates a conflict in
you." Raúl
believes that this clash between the manipulative
world of marketing and his own desire to express
himself freely was what pushed him in other
directions away from commercial design &endash;
directions that eventually led him to painting.
Despite his conflict with commercial art, however,
it has long been a presence in his life and
currently allows him to pursue his fine art
projects. "This whole
world that is drawing, design, graphics, publicity
or illustration, etc. &endash; it has always
accompanied me. However, it's now in a manner that
is more selective," Raúl says. "In my work,
I have fortunately had the opportunity to
choose." Raúl
considers the first half of his career, which was
more focused on commercial art, as training for his
work as a painter. "Presently, I am 45 years old
and I can tell you that during that first phase
between 16 and 30 years old, I experienced many
things. But they were
simply leading me to a path on which I was able to
finally start at the age of 30." That path is
one that Raúl began when he commenced his
studies at the Freie Kunstschule Stuttgart art
school in Germany in 1991. He has been living in
Europe ever since, first in Germany, then France
and now Spain. Here, he continues on the same path
he started 15 years ago, one in which commercial
art has been relegated to a secondary role. It now
acts as a means of support that allows Raúl
to seriously dedicate himself to fine arts and more
specifically, painting. It is through
his painting that Raúl has finally found the
freedom of expression that he so avidly craved
while a young student in Mexico City. And this
expression that has manifested itself in his
painting has given him the means to explore his
inner self. As
Raúl explains, "In all the fine arts, it is
an approximation of your person, of coming closer
to being able to reveal yourself little by little.
I believe that art has liberated me in many
aspects. And I have been able to find myself."
Raúl
allows his subconscious to take center stage in his
paintings, by allowing the artistic process to flow
in an emotional and unplanned manner. "When reason
has a force that predominates, each line and each
brushstroke is calculated," he says. "I have
discovered that other part, which I allow to live
more each time. And that part is the emotional one,
which surprises me because I realize that all of
those experiences and impressions that I have
had
are present (in my artwork). I believe
that my subconscious speaks for me and it expresses
itself in a very spontaneous manner." Thus, the
canvas becomes an outlet for Raúl to
communicate his most hidden thoughts and long-ago
memories. "During the work process, ideas come up
from my subconscious in such a spontaneous way that
it makes me very happy to know that my life as an
artist and my private life go hand in hand."
And while
Raúl's paintings speak to the artist on a
very personal level, their language finds new
meaning with each new viewer. Instead of
restricting interpretations by explaining what each
piece of work signifies for him, Raúl lets
his work speak for itself. Thus, the viewer
interacts directly with the paintings and deciphers
them in his own manner. "It makes me
happy to know that there are many interpretations.
Each interpretation that I listen to is like a new
song, like a new painting," Raúl notes,
explaining that if he were to define each painting
for the viewers than they would be looking at his
definition and not the painting itself. He finds
joy in the thought that his paintings have the
ability to speak of so many more things than he
initially saw in them. "I believe that the value is
when those million people have a million meanings
(for my art)." These themes
of interpretation and communication continue to
play an integral role in Raúl's artwork, as
evidenced by two of his latest projects that
explore written languages. According to
Raúl, his collection entitled R-Books is
dedicated to literature. "I integrated writing,
graffiti, poetry and philosophical thoughts
and this helped me a little as a form of
inspiration," he says of the mixed-media pieces
that measure 20 x 20 x 4 centimeters each. As
Raúl explains, the different thoughts and
words that he chose to incorporate into each
particular mixed-media piece then became the theme
for that work of art. The pieces
are composed of small book sculptures that have
been mounted on painted canvases containing words
once uttered by the likes of famous writers and
philosophers such as Oscar Wilde and Friedrich
Nietzsche. Raúl describes his pieces as a
fusion between literature and art objects,
explaining that they have provided him "new ways to
discover in what manner I could bring word to
painting." Raúl
has already completed more than 100 pieces for the
R-Books collection, which is an ongoing project for
him. "I'm still working on this concept, and I'll
keep working on it as long as the project itself
tells me when I have to finish," notes Raúl.
"Ideas, concepts, needs, dreams go away and come
back over and over, sometimes as a mixture, or
simply refined, filtered, transformed in other
impulses. So far I've been discovering thousands of
possibilities through the R-Books and I've been
enjoying it quite a lot." It is his
work on the R-Books collection that gave
Raúl the inspiration for his newest project,
which is currently in the formative stages. He says
that while creating the R-Books pieces, he realized
the power that is inherent in the written word. And
while reflecting upon this idea, he began to think
about how becoming literate means leaving our own
personal interpretations of letters behind.
"In our
lives, we have been taught to read, but only to
read literally," Raúl says. "What happens to
the image? The image starts to become lost." As
Raúl further explains, once we learn to
read, we no longer assign our own significance to
the letters that comprise each word, but instead
associate them with a learned meaning. And in that
way, a literate person loses the ability to
interpret each letter in his own way. "It is truly
a shame that they take away that language from us,
that they take away that small freedom which we
have," Raúl laments. "Now, everything is
conditioned. You start interpreting things like
everyone else." With his new
project, Raúl wants to give viewers the
chance to reach back to those moments when they
analyzed visual communications through their own
personal lens. He said he wants to give himself and
his viewers "the opportunity to read for
ourselves." It seems that
interpretation and communication are common threads
interwoven throughout all of Raúl's work,
whether his subject is the written word or
architecture (one of his favorite themes) or the
human form, like his Eternidad Humana (Human
Eternity) project. Raúl
is currently working on the three-part Eternidad
Humana collection, with hopes to complete it by the
end of 2007. When finished, the collection will be
comprised of 36 mixed-media and acrylic paintings
measuring two meters by 70 centimeters each. The
first phase will feature an archaic representation
of humanity, the second phase will examine human
history over the past 2000 years, and the third
phase will provide viewers a glimpse into
humankind's future as imagined by Raúl.
No matter the
theme of his artwork, however, it is each viewer's
interpretation that interests Raúl the most.
"When (viewers) read my work in a million different
ways, I learn from all of those interpretations and
readings. The art itself then becomes interactive
and it creates a bridge, a thread that connects all
of us. In the end, that is the most important thing
because communicating with someone means creating
that thread." Mexconnect
Por
Paul Kroker "El que algo
sea o no arte se decide por acuerdo", escribe
Stephan Wackwitz en el Merkur, incluso por
un acuerdo mágico, aunque él no
esté queriendo decir en absoluto con eso que
esto suceda de una forma tan democrática
como querían sugerir hace varios años
representantes del arte abierto. Sin embargo en el
fondo permanece ese Rendevouz mágico,
misterioso, entre los artistas y su público,
tanto el público observador atento como el
ciego y devoto mirón. En la
Stazione Centrale de Milán me
encuentro con el pintor mexicano Raúl y su
esposa Anita, la filóloga. Él acaba
de desmontar su primera exposición en esta
ciudad, la cual duró dos meses y se
encuentra camino a casa, hacia Alemania. Ahí
vive desde hace más de diez años este
ciudadano del mundo, bien arriba, en el norte
hamburgués. -Pero tal vez pronto sea
París. Raúl ama su vida en el
extranjero, en donde primero tuvo que afirmarse
como diseñador gráfico, para poder
ahora dedicarse casi por completo al arte. De
ningún modo teme su estatus de extranjero,
no le es ninguna carga, lo aprecia abiertamente
como un privilegio, un romántico de hecho,
que sabe que a donde quiera que la vida lo lleve,
él siempre se sentirá en casa consigo
mismo, en el hogar de lo diferente, en la
diversidad de su identidad cultural como
mexicano. Su curiosidad
instintiva lo impulsa hacia el mundo en busca de
formas de vida desconocidas y
simultáneamente lo atrae hacia el lienzo, el
cual le ofrece protección ante decepciones,
daños, sufrimientos y al mismo tiempo en su
confrontación creativa como refugio de todas
las alegrías y torturas. El lienzo se
convierte para él, como él mismo
dice, en una "ventana abierta", creando a la vez
cercanía y distancia, para así
desarrollar artisticamente su interés por
los individuos y su "fascinante obra colectiva: la
ciudad". Este es su tema, el motivo fundamental del
hombre metropolitano Raúl: el individuo en
su habitat de las metrópolis de este
planeta. Un artista
explícitamente urbano, como muchos de su
generación de treinta o cuarenta años
en Berlín, Londres o Nueva York. Aunque no
se puede negar en sus obras la influencia de
grandes artistas como Dubuffet, Basquiat o Haring -
en donde encontramos huellas de creatividad
espontánea y art brut - Raúl no
cultiva un grafismo banal y mucho menos una
estética de fealdad. Con toda la sencillez
de su trazo, es un narrador sumamente hábil
que concientemente hace alternar la legibilidad de
su contenido y la reducción de sus imagenes
contraponiendolo con una riqueza de color de un
Hundertwasser, así como por su
figuración que no raramente desvanece la
frontera de la abstracción. Creando
así espacio en sus cuadros y mezclando
continuamente corrientes estilísticas.
Frente a este artista las definiciones simples se
revelan fútiles, mas lo caracteristico de
él, es su siempre reconocible estilo.
Expresionista,
como se revela ya en sus títulos
Síndrome de persecución y
Represión (1999), disuelve en gran
medida el dibujo en material y color o lo
esquematiza de manera extrema. La reducción
a motivos simples mediante figuras y dibujos
descomunales, mismas que desbordan el marco como en
el caso de La Modelo (1997); Sashimi with
Rice (1998) o Adán y Eva (2000),
pero sobre todo en los retratos colectivos como
Dancers, Marimberos (1996) y Quinteto
(1999) - obra que nos remite a Jazz Band de
Dubuffet (1944) - y los paisajes urbanos
como Madrid (1995) y Speicherstadt
(1999) dejan más y más campo libre
para composiciones ya claramente abstractas como
Kehrwoche (1994), Deutsche Handwerker
(1996) y Tokio-Harajuku (1998), las cuales
nos cautivan por su atractivo
cromático. La historia,
asi como la crítica literaria y
artística carecen tal vez de un sentido
objetivo narrandonos sobre todo "la historia de una
solidaridad" (Stephan Wackwitz). Sin duda de esto
se trata, cuando las fuerzas del poder y del
mercado lo permitan y los grandes criticos puedan
hacer oir su voz. Sin embargo en este punto el arte
joven sólo puede comenzar como una
pequeña minoría radical. Generalmente
luchando con fuerza y con sus propios medios por el
derecho a sobrevivir. Apoyar en
esto a un artista como Raúl es para mi una
necesidad, así como un placer. Milán,
marzo de 2000
Por
Eduardo Arboleda Ballén Figura,
naturaleza y Dios han sido los tres puntuales que
durante siglos han configurado en el arte el
análisis del mundo. La complejidad social,
la aparición de nuevos sistemas de
pensamiento de rápida implantación
han añadido al artista cierta dificultad
para estructurar un discurso que exprese su propia
visión del mundo. Mundo como el de
Raúl López García
(www.artraul.de). Una de las
enseñanzas de la pintura moderna es la de
que aprendes a dominar la mirada, de tal modo que
ves arte donde quiera que éste esté.
El arte no es más que formas y luces, y esa
luz también está hasta en el basurero
humano. Y no estoy hablando del hecho literario de
que las mejores flores salen del basurero, sino de
que la basura humana en sí misma tiene unos
destellos increíbles, y no sólo es la
formalidad de la basura y sus luces, sino el
componente de la basura: la pasión acumulada
en esos desechos. Raúl
es un portavoz de lo que se hace visible, porque
eso es lo real y lo demás no existe. Ha
desarrollado una capacidad para lo concreto, y unas
antenas increíbles para sintonizar y
comprometerse con lo despreciado y amenazado, con
lo soterrado y apartado. Utiliza
comúnmente unos modales próximos a la
narratividad pictórica, pero estos quedan
interceptados de continuo por la poderosa
inclinación a hacer de ese acto de lenguaje
una excluyente norma estética. Las presuntas
conexiones realistas se neutralizan entonces
gracias a la gestión correctiva del
irracionalismo. Elabora su obra que trasciende la
realidad a partir de la propia realidad. Lo que en
su muestra en Internet organiza, es a partir de su
propio riesgo, nada más opuesto a su sistema
expresivo que explica lo obvio. No le
interesa tanto lo que vemos, sino lo que pensamos
que vemos, de qué manera sentimos que
pensamos que vemos. Arte
y Creatividad.com
Por
José Luis Meza Inda Se presenta
por vez primera en esta ciudad, en una de las salas
del Centro Cultural Casa Vallarta, el pintor,
grabador, dibujante y diseñador capitalino,
Raúl, respaldado por un currículo
largo como un tren, de estudios de estancias,
experiencias y exposiciones en diferentes ciudades
del mundo, y con una sólida propuesta
plástica trabajada al acrílico y
bifurcada en dos vertientes temáticas bien
definidas: el paisaje urbano y la figura
humana. Estos asuntos
han sido reducidos a apariencias muy
esquemáticas que nada tiene que ver con las
representaciones estereotipadas de la realidad
tradicional, sino que cada obra constituye una
búsqueda de nuevas vetas expresivas, de
fantasiosas invenciones, de apretadas
síntesis formales despojadas de toda
adherencia naturalista. Son, lo reitero, sus
pinturas al acrílico meras alusiones a la
realidad, en particular a las figuras humanas
masculinas y femeninas, que en las telas son
presentadas como escuetas presencias fantasmales,
marionetas transfiguradas, cuerpos descarnados de
una brutalidad refinada o como módulos
reiterables e intercambiables que no ilustran
situaciones, sino que tratan de poner de relieve
emociones, expresar aflicciones existenciales,
drámaticas sensaciones o percepciones de ese
mono desnudo e inerme que es el ser humano,
enfrentado a agobiantes atmósferas,
encarcelado en cerradas ergástulas o perdido
en compactos laberintos urbanos. Estos
sentimientos que proyectan sus figuras,
están por otra parte, claramente
diferenciados por un colorido elemental,
sombrío y agrio, el cual se aclara y toma
acentos más vivos en el caso de las
apretadas y angustiantes escenas urbanas; pero
tanto en aquéllas como en éstas, el
pintor ha acentuado la presencia y las
posibilidades emotivas de sus obras, poniendo de
manifiesto su destreza técnica, su
imaginación y su sensibilidad para el manejo
de la materia misma, que es el cuerpo de la
pintura, a través de relevantes, sugerentes
y agresivas texturas. No cabe duda
pues, ya que se trata de un joven talentoso, bien
preparado y sensible, que frente a Raúl, se
abre un horizonte estético muy amplio en el
cual quizás llegue a figurar algún
día como un importante creador. Suplemento
del periódico El Informador -
»Tapatío
Cultural«
Por
José Sosa Mexico D.F. -
Stuttgart - París - Barcelona Así de
distendido es el camino recorrido por el artista
Raúl López García. Su
plástica se nutre más del movimiento
empírico que de la tradicional
academia. Se encuentran
en sus obras, elementos tan disímiles como
el muralismo mexicano hasta el expresionismo
alemán.Se advierte en sus obras una
influencia post-moderna, tanto en sus formas como
en su estructura conceptual. Un manto
filosófico envuelve toda su narrativa
plástica. Hay un
razonamiento, una verdad tangible e intangible en
cada uno de sus cuadros. Cada elemento, textura y
color, tienen una razón de ser y de estar
presentes en un lugar específico de su
creación. No hay
coincidencias en el trabajo de Raúl. Cada
detalle posee una esencia intrínseca y
necesaria. Es por eso que podemos ver que
éste no es un artista de una sóla
obra. Al repasar todo su cuerpo de trabajo a
través del tiempo, observamos que la
genialidad, originalidad y sentido estético
suprarrealista, se suceden una y otra vez, sin
perder nunca el sentido urgente de " Seize the day
". Podemos
inequívocamente reconocer su lenguaje
plástico, pero nunca veremos en sus lienzos
apatía hacia el reto de la variación
conceptual y orgánica de su
interpretación personal de la realidad del "
hoy ", del que constantemente nos habla. Podemos ver
la sencillez con que este artista logra establecer
de forma inadvertida, un diálogo
íntimo entre su obra y los espectadores
haciéndolos parte y co-autores de
éstas. San
Juan, Puerto Rico 2003 |